Leyenda del Tunjo
Cuenta la leyenda, que el tunjo es representado como un muñeco de oro que se aparece en las casas abandonadas, quebradas y ríos de Bogotá. Algunos dicen que son pequeños ídolos simbólicos o divinos de los "Pijaos"; otros dicen que fueron dioses o sólo ofrendas para sus dioses o sus caciques.
El tunjo aparece por las noches en forma de un bebé inofensivo llorando por las grandes calles, en el cruce de los bosques, de una quebrada, por las ruinas, casas abandonadas o en los ríos. Si alguien cae presa del Tunjo, este le dará un buen susto pero nada grave. A cambio de esto, lo enriquecerá con fortunas misteriosas.
Además, si la supuesta "víctima" ignora al Tunjo, este supuesto niño abandonado, lo seguirá (o montará si el sujeto va en caballo) y le dará un susto terrible; del cual, para poder liberarse, hay que correr o rezar con mucha devoción.
´
Leyenda la Meseta de Juan Díaz
Cuenta la leyenda que Juan Díaz era un señor, al cual llamaban "rico" o "duende"; debido a la cantidad de riqueza que poseía. Juan se unió de manera marital con la indígena Elvira y tuvo dos hijas: Catalina y Francisca Díaz. Por otra parte, se dice que Díaz obtuvo su riqueza por el descubrimiento de una mina llena de oro; la cual fue encontrada por su esclavo. La idea era repartir estas riquezas con su esclavo, pero a Juan le ganó la avaricia y decidió tomar toda la riqueza para él. Después de este acontecimiento, Díaz decide empezar a comprar terrenos y propiedades; hasta que un día, se entera de que una de sus hijas está profundamente enamorada del hijo del español Hernán González; por lo cual, decide hacer una coartada para enviar a la cárcel al sujeto. El señor González al enterarse de esto, se enfurece y maldice a Juan Díaz diciéndole: "Malditas sean tus riquezas", a lo cual Juan le responde: "Ni Dios puede quitármelas". De inmediato, se vino un torrencial aguacero que aumentó el nivel del río Bogotá, y que acabó con las propiedades de Juan Díaz. Cabe resaltar que este desastre, también acabó con la vida de Díaz.
Finalmente, cuenta la leyenda que el espíritu de Juan Díaz deambula hoy en día por la Mesa o meseta en Cundinamarca, y que se le ve o se le siente en la neblina que baja del Salto del Tequendama o Laguna de Pedro Palo.
Comentarios
Publicar un comentario